No sólo se trata de cepillarse los dientes tres veces al día -o después de cada comida- para tener una buena higiene bucal. El instrumento para limpiar la boca y los hábitos en el baño también juega un papel muy importante a la hora de mantener una boca sana.
El cepillo de dientes hay que tratarlo con mucho respeto, ya que puede ser un foco de gérmenes, incluyendo bacterias intestinales y gérmenes fecales.
Del mismo modo, del lugar en que se guarda y cómo se guarda depende que haya más o menos microorganismos en las cerdas, que después entrarán a la boca y pasarán por los dientes, encías y lengua.
Cinco cosas que quizás le sorprendan de su cepillo de dientes.
1. Hogar de microorganismos.
En la cavidad oral albergan cientos de distintos microorganismos que se pueden transferir al cepillo de dientes durante el uso.
La mayoría de los cepillos se guardan en los baños, que hace que estén expuestos a microorganismos intestinales. Estos organismos se pueden transferir por una ruta oral y el número de microorganismos puede variar mucho de indetectable a una colonia de un millón de unidades formadoras de colonia.
2. Del inodoro al cepillo.
Se recomienda colocar el cepillo de forma vertical y al descubierto para dejarlo secar.
¿Puede la bacteria del inodoro saltar al cepillo? La respuesta corta es "sí".
Las bacterias entéricas, que en su mayoría ocurren en los intestinos, pueden pasar a los cepillos y terminar en la boca.
Esto sucede cuando la persona, después de ir al baño no se lava las manos antes de manipular el cepillo. Incluso, puede ocurrir si no se limpia bien las manos.
3. Lugar de descanso.
Se recomienda que el cepillo no se guarde en un contenedor cerrado o que se cubra.
Esto se debe a que un ambiente húmedo es más propenso para el crecimiento de microorganismos.
Se sugieren guardar los cepillos en forma vertical y de ser posible, dejarlos secar hasta el siguiente uso.
Si se almacena en el lugar más de un cepillo, mantenerlos separados puede ayudar a prevenir la contaminación cruzada.
4. Limpiar al que limpia.
A fin de asegurar una buena limpieza bucal y evitar que a la boca salten microorganismos de otras partes, se recomienda enjuagar a fondo los cepillos con agua potable después del cepillado.
Esto permitirá retirar todos los restos de pasta de dientes y de comida que queden atrapados entre las cerdas.
Se aconseja empapar los cepillos en un enjuague bucal antibacterial. Se ha demostrado que disminuye el nivel de bacterias que crece en los cepillos.
No obstante, los cepillos, por muy bien cuidados que estén, tienen un período de vida útil, que puede variar entre los dos y tres meses o cuando las cerdas se deshilachan, lo que ocurra primero.
Aunque si la persona ha estado enferma, se recomienda cambiar de cepillo una vez recuperado.
5. Cuatro pasos.
Si las cerdas del cepillo están abiertas, es hora de cambiarlo.
Se pueden seguir estos cuatro consejos para ayudar a conseguir una mejor higiene bucal y limitar algunas de las causas de acumulación de bacterias en el cepillo.
Fuente BBC Mundo-Salud